Había una vez un perro que era muy listo y le gustaba mucho las lentejas.
Tenía un problema, le gustaba muchos la lentejas. Le daban gases pero como él era muy listo se iba al lado de sus dueños para tirarse un peillo y que no supieran que era él cuando olía muy mal.Sus dueños lo miraban. ÉL disimuladamente miraba al suelo como si no hubiera sido. Él nunca se acordaba de que desde chico lo llamaban el peillos.
FIN
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