Había una vez un murciélago que estaba muy contento de poder volar. Un día llegó un águila y le rompió un ala. El murciélago se quedó muy triste porque no podía volar.
Al día siguiente, se lo encontró Rufino, un hombre muy bueno. Lo cogió y se lo llevó a su casa. Allí, le curó el ala. Pancho se puso muy contento y para darle las gracias hizo el pino con las orejas.
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