Érase una vez un circo mágico donde los trapecistas tenían alas en los pies. Los elefantes volaban y los tigres eran verdes y cantaban ópera.
Al día siguiente, uno de los elefantes se puso malito. Para curarlo necesitaban una cura mágica porque era mágico.
Tenían que ir a la isla encantada que se llamaba Nim y superar tres pruebas:
La primera era abrir una puerta de cristal entre todos usaron sus fuerzas. Al ver que no podían abrirla los tigres con su grave voz de ópera rompieron el cristal.
La segunda era pasar sin tocar unos lasers para que no saltara las trampas.
La tercera y última era subir unas grandes escaleras. Era para coger la cura pero al tocar las escaleras se derrumbaban.
Todos pensaron que los elefantes volaban para coger la cura y así fue. El elefante se puso bien.
FIN.
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