Cada uno tenía su propio dormitorio y todas las mañanas salían al patio a comer.
Como comían tanto se estaban poniendo muy gordos y su dueño se estaba planteando hacer una matanza para vender sus carnes en el mercado.
Pepón era muy listo, se olió que su dueño los quería matar.
Entonces una noche Pepón abrió la puerta de la cuadra y llamó a sus dos hermanos para escaparse.
Salieron hacia el monte y encontraron una cueva dónde se instalaron.
Todas las noches salían a comer donde podían y al amanecer se escondían en la cueva y así duraron muchos años felices y libres.
FIN.
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