Érase una vez un conejo que no veía. Siempre estaba chocando y siempre se estaban burlando de él.
Siempre volvía a casa hecho pedazos.
Su mamá lo llevó al oculista. Un día se hizo mucho daño. y lo tuvieron que llevar al hospital diez días. Su madre le tuvo que comprar un bastón especial y ya no se cayó más.
Entonces los niños ya no se rieron de él nunca jamás. Ya pudieron tener días mucho más felices.
Y colorín colorado este cuento se ha matado.
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